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viernes, 7 de enero de 2011

A propósito del nuevo Congreso de Estados Unidos, el más retrógrado de la historia americana.

Mario J. Viera

El Nuevo Herald acaba de publicar un artículo de opinión del periodista de The New York Times News Services, Bob Herbert (Para que los ricos sean aún más ricos) que desnuda la verdadera esencia de un Congreso dominado por el elemento más retrogrado del Partido Republicano.


Así Herbert inicia su análisis: “El partido que nos dio la peor economía desde la Gran Depresión, que nos condujo hasta Irak y el peor desastre de política exterior en la historia estadounidense, al cual le gustaría devastar el Seguro Social y el Medicare, ya recuperó el control de la Cámara de Representantes con la misión expresa de socavar todo lo que se relacione con el presidente Obama”. A lo que habría que agregar que el partido por los ricos y para los ricos amparado por poderosos intereses millonarios pretende con argucias demagógicas y sofismas politiqueros desarticular la reforma del sistema de salud que impulsó el presidente Obama, solo con el propósito de garantizarle a las compañías aseguradoras el disfrute de sus jugosas ganancias.

Herbert recuerda al senador republicano Phil Gramm, “el senador favorito de Enron” aquella corporación envuelta en un gran escándalo de fraude y condenados a prisión su presidente y su ex director ejecutivo. Y nos recuerda Herbert la cínica declaración de es campeón de la desregulación cuando dijera: “Somos la única nación en el mundo en que nuestros pobres son gordos". Declaración que muy bien podrían hacer suya esa fichitas del Tea Party como David Rivera y el ancianito senador por la Florida Marcos Rubio.

El mantra para (Darrel) Issa (representante republicano de California que preside el Comité de Vigilancia y Reforma Gubernamental)  y el resto de los republicanos es reducir el gasto y reducir el gobierno. Sin embargo, lo que realmente viene son esfuerzos del Partido Republicano para hacerle la vida imposible no sólo a Obama y los demócratas, sino también al estadounidense común que sufre tiempos sumamente difíciles”.

¡Y claro que le harán muy difícil la vida del ciudadano común! Con su propuesta de rebajar impuestos lo único que hacen es rebajarle los impuestos a los poderosos bajo el manto seguro de incluirles en el denominador común de “contribuyentes”. Y no son las grandes corporaciones las que generan empleos. Esas corporaciones, como bien dijera recientemente una activista demócrata, incrementan empleos, pero en el extranjero donde han trasladado sus empresas, ávidos de ganancia con el empleo de fuerza de trabajo barata y privando al trabajador americano de conseguir empleo seguro.

Y apunta certeramente Herbert: “Vamos a ver y oír muchas tonterías populistas de los republicanos en los próximos meses, pero su motivación oculta siempre es la misma: hacer más ricos a los ricos. De aquí que no fue una sorpresa leer en la revista Político que el nuevo director del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, Fred Upton, de Michigan, había contratado a un gran ex cabildero de las industrias farmacéutica y de hospitales para que supervisara temas sobre cuidado de salud”.

Es vergonzoso que la nación más poderosa del mundo sea incapaz de asegurar una esmerada atención médica a todos sus ciudadanos que lo requieran y no solo para los que puedan pagar los altos precios que existen en el cuidado de la salud, debido, principalmente, a los intereses creados de las aseguradoras y la industria farmacéutica, algo que se empeñan en proteger tanto los republicanos tradicionales como la jauría super reaccionaria del Tea Party.

Bob Herbert es un laureado periodista que ha recibido entre otros el premio Meyer Berger y el premio de la American Society of Newspaper Editors; ha dado clases de periodismo en el Brooklin College y en la Columbia University Graduate School of Journalism.

Por supuesto los super conservadores republicanos le acusarán de izquierdista y quizá a mí me tilden de rojo, aunque los rojos tal vez acusen a Herbert de intelectual burgués y a mí de “contrarrevolucionario”.

De lo que no cabe dudas es que el Congreso que acaba de constituirse en Washington es hoy por hoy el Congreso más retrógrado de toda la historia de los Estados Unidos; solo hay que esperar para ver sus resultados, solo hay que esperar por lo que hace el baby doll del Tea Party, el supuestamente “presidenciable” Marcos Rubio, un halcón con plumas prestadas de paloma.

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