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domingo, 19 de diciembre de 2010

¿Y qué está pasando con los disidentes en jefe?

Reproducimos un "Yo Acuso" que publicó el blog del Abicú Liberal.

Francisco Chaviano vs Hector Palacios y Elizardo Sánchez

Jaimanitas, 29 de septiembre de 2010

Le he dado a los agresores implicados la oportunidad de resolver este problema de forma negociada a pesar de todo el daño que han hecho a mi persona y familia, y los amargos momentos que nos han hecho pasar en su afán por servir a la policía política por sobre todas las cosas. 


El Sr. Héctor Palacios, se ha peleado conmigo, motiva su disgusto hacia mi persona el hecho de que le haya solicitado al señor Eduardo Bengochea (asunto del cual contra de mi voluntad alguien dio copia a varias personas), me corroborara sobre el dinero que entregó a Palacios en el 2007, cosa que él me dijo en aquella ocasión por teléfono, lo que unido con las palabras del tesorero de la Unidad Liberal de la República de Cuba por entonces José Vélez al ver la manera clara en que yo daba uso a las finanzas cuando quedé al frente de la misma en ocasión de su viaje a España, me dijo: Palacios no hacía un manejo tan limpio como este, además de que nunca pasaba de $2000.00 lo que entregó y quería que lo entregara en dólares norteamericanos para que parecieran más, cosa que me era un problema. De aquí se colige que este utilizaba para sí la mitad de los fondos. Además, nunca me informó de los mismos a mí que soy el primer vicepresidente y que hace dos años no me da un centavo como tal a pesar de todo el trabajo que he hecho para esa organización. De mi cargo, de lo anterior que es prueba de, vamos a llamarle, malos manejos de los fondos por esta persona y de su accionar mal intencionado que pasaré a explicar; me asiste todo el derecho de hacer cuantas investigaciones entienda.


Elizardo Sánchez Santa Cruz, quien era mi más viejo compatriota y la persona en que más confiaba, al salir de prisión me hizo dos malas acciones, una de las cuales me creó cierto problema con los norteamericanos. A pesar de eso y de los hechos divulgados en la primavera del 2003 sobre su persona donde lo dieron a conocer como el “Agente Juana” y apareció recibiendo una medallita que él primero negó y luego tuvo que reconocer; más la publicación del libro “El Camaján”: pensé que se le había ido la mano en el toma y daca de la política como él solía decir, pero seguí creyendo en él, suponiendo que lo habían tratado de usar como testigo en la causa de los 75 y al negarse, habían usado aquello contra él como castigo de lo que sobrevino una ruptura con el G-2. 



Por entonces el abogado René Gómez Manzano, le recomendó a Elizardo que se hiciera el haraquiri y dijera todos los errores en que había incurrido para que no pudieran sacarle algo más; pero este rehusó tal propuesta: “Luego me pude percatar que Sánchez Santa Cruz, había caído en cosas tan sórdidas que resultaban inconfesables y lo publicado era solo la punta del iceberg. En fin que luego de desprestigiarle, le obligaron a continuar trabajando para la policía política.

Fue en la “Junta de Relatoría de Todos Unidos” en sesión donde no participó Vladimiro, donde Héctor y Elizardo propusieron que yo formara parte de la Secretaría Pro Témpore de Agenda para la Transición, una organización de corte parlamentario que creamos el Coco Fariñas y yo y de la cual he sido su más fiel servidor. En aquella ocasión estos señores argumentaron que Martha y Vladimiro estaban haciendo mal uso de las finanzas y que yo debía entrar para que aquello no pudiera seguir ocurriendo. Al parecer el objetivo de ellos era hacer explotar al Secretariado, pero yo no lo vi así, sino como algo razonable y me extraño mucho la negativa de Martha dadas las buenas relaciones que tenía con la misma.


Durante el 2do mandato en el que ocupé el cargo de portavoz de la Secretaría Pro Tempore de Agenda, Elizardo se caracterizó por bloquear las conferencias de prensa u otros contactos con la prensa extranjera, a la par de reclamar una transparencia para las finanzas que resultaba peligrosa, además de contraria a lo que él acostumbraba hacer. Esto resultaba contraproducente en una persona a quien se daba amplia información sobre el asunto a modo de consulta para la mejor distribución y uso, por lo que suspendimos las solicitudes de sugerencias. Tales reclamos terminaron convertidos en una acusación de apropiación de fondos por mi parte, mediante el uso de una técnica de la contrainteligencia.


La citada técnica consiste en sembrar una idea interesante para la víctima y cuando prende el incitador se aparta haciendo recaer la responsabilidad en el interesado. Durante meses este señor estuvo sembrando la idea de ampliación de la terraza de nuestra residencia sede de la organización, nos abordó a mi esposa y a mí con la justificación del crecimiento de la Agenda y por tanto la necesidad de un espacio mayor. La idea no nos cautivó (de aquí su fracaso), por lo que la aceptamos luego de meses de insistencia de su parte y con la salvedad de que contara con el acuerdo del plenario. La trampa está en hacer ver luego esto como un interés personal y si se liga con un escándalo de desvío de fondos, quedas como ladrón y eso trataron de hacer, digo así, porque Héctor Palacios le estuvo sirviendo de pala a Elizardo en este empeño. Cuando yo me molestaba con Elizardo por sus reiterados bloqueos a la prensa, o sus malintencionadas evoluciones con la finanza, Palacios me apaciguaba argumentando: “No hay nadie que te quiera más a ti que Elizardo que todo lo hace por tu bien”.



Elizardo comenzó a decir que yo estaba haciendo “malos manejos de las finanzas” y cuando le pedía explicación al respecto utilizaba evasivas. Luego reclamó el derecho a ver el control contable de las finanzas y cuando se le enseño, empezó a decir que aquello no resistía una auditoría, por lo que fui a visitarle para ver en que se basaba para tal afirmación. Su argumento era que se gastaba más de lo necesario y puso como ejemplo un gasto de $3.00 cuc para visitar a Pablo Silva al hospital cosa que yo hacía los domingos después de asistir a misa y me cogían las 4 p.m. sin almorzar, esto dicho por un hombre que viaja en taxis de turismo en los que gasta esa cantidad y más todos los días; me pareció tan mezquino que se hizo palpable su mala voluntad en la acción.


Por fin salió a relucir el plan que había urdido durante meses, un buen día conocimos que Elizardo le había comentado al Dr. Gómez Manzano, que yo tenía planes de construcción, al mismo que le había deslizado anteriormente el criterio de “malos manejos de la finanza”, (llamo a observar este detalle, sumando que Gómez se había retirado de Agenda). Este comentó el asunto con Félix Bonne Carcassés, quien rechazó tal cosa; luego al comentármelo yo le corroboré que era cierto que existieron planes pero solo en la mente de Elizardo y que como nosotros no estábamos interesados en tal cosa, pues nunca se lo habíamos informado. Al siguiente día en una reunión de la Alianza Democrática Cubana (ALDECU), al llegar al punto de las finanzas Elizardo dijo: “Los fondos de Agenda no soportarían una auditoría… (lo interrumpí apuntando): Esa es una opinión mal intencionada de usted, sustentada por una actitud mezquina de decir que tres pesos es mucho gasto para la visita a Pablo Silva. Que hacía varios meses que él estaba empeñado en dañar mi reputación, mi casa y a la Agenda, que con ese empeño había estado sembrando la idea de una ampliación de la terraza para las reuniones del plenario, para luego presentarlo como una construcción en provecho personal.


Esto unido con la frase de “malos manejos de los fondos” era equivalente a robo, y que todo eso no era el resultado de un mal día sino obra premeditada con alevosía y ejecutada durante meses con tal fin – y le agregue – Este es un operativo clásico de la policía política, lo he visto usar varias veces por el coronel Nelson de Armas en la Prisión Combinado del Este. Bonne pidió que la reunión se diera por terminada pero Héctor Palacios salió en socorro de su amigo de traiciones y pidió que se hiciera un plan de distribución de los escuálidos fondos de Agenda. Héctor Palacios no fue más allá porque, su esposa Gisela Delgado era por entonces miembro de la Secretaría y como el control de los fondos era colegiado ella estaría responsabilizada en cualquier cosa que inventaran. Elizardo Sánchez Santa Cruz, renunció a la Agenda para la Transición Cubana y a la Alianza Democrática Cubana.


Héctor Palacios ocupó el lugar de Elizardo, empezó a bloquear a toda costa las conferencias y otros encuentros con la prensa acreditada en Cuba. Cuando Coco Fariñas comenzó su huelga yo propuse que periódicamente Agenda para la Transición Cubana, realizara encuentros con la prensa extranjera para plantear la posición de Agenda con la huelga de su creador y con la participación de la portavoz y representante del Coco; pero solo se pudo dar una rueda de prensa por los problemas con este señor. Con su actitud Palacios impidió que Agenda para la Transición Cubana, tomara el protagonismo que le correspondía como representante de la mayoría de la oposición, pese a que con frecuencia yo le insistía en tal necesidad. En cuanto a las finanzas, tenía una actitud contraria a la de Elizardo y decía: no se midan con los gastos que yo no soy Elizardo, pero detrás de eso estaba la misma maldad.


Al concluir este mandato, se creó una Comisión de Glosa de tres miembros seleccionados democráticamente por el plenario, quien auditó los registros de cuentas de la tesorería y certificó el uso y control correcto. Se realizaron nuevas elecciones donde Félix Bonne , Chaviano  y yo resultamos reelectos, a propuesta mía René Gómez me sustituyó como portavoz y yo fui electo para continuar con la Tesorería dado el buen control y colegiada distribución que había tenido con los mismos. Pero como yo había tenido la amarga experiencia relatada, me convertí en mucho más austero en el control de las finanzas: Insistí a cada instante que la decisión sobre los gastos y responsabilidad sobre ellos era colegiada por la Secretaría en pleno, que mi responsabilidad era ser salvaguarda y llevar el control numérico, razón por la cual en cada reunión informaba de los gastos autorizados, su monto y resto del haber de cuentas. Los primeros reportes los hice verbales, luego anotado a lápiz (porque la impresora no tenía cartucho y me era imposible reproducirlos) y más tarde impresos recogiendo hasta el más mínimo detalle.


Entre las personas electas para la Secretaría Pro Témpore estaba además de Ana Margarita Perdigón que se ocupaba de las actas y otros de secretaría, la señora Martha Bonachea Rojas sin cargos, electa porque el día de la votación la seguridad impidió la entrada a los miembros del Sajarov para que no saliera Julián Martínez. Desde los primeros días sentí que me estaba tratando de cazar, también se puso de relieve que nos mentía con frecuencia, cosa que le señalé a René Gómez Manzano y le dije que no era confiable también lo hable con Félix Bonne y acordamos tenerla al margen de las cosas importantes. Fuimos a visitar al Coco cuando el gobierno anunció que soltaría a 52 presos políticos, para que pusiera fin a su huelga exitosa y el comportamiento de ella era como si fuera mi pareja. Al regresar Héctor me dijo: “Martica te estaba abanicando bien” – a lo que le respondí – “Eso está huero, detrás hay mucha maldad”. Pero Palacios Continuó insistiendo: “Martica tiene un carácter que no se deja controlar por el G-2, no te preocupes, ella lo que está es muy buena”.
 

Parecía como si me dijera: acaba de morder el anzuelo. Pocos días después comencé a corresponder más a su actitud y una semana después nos vimos inmersos en un operativo al salir de una reunión donde nos tiraban fotos y estaban presentes dos conocidos agentes de la policía política. Al llegar a casa de Héctor Palacios para la reunión de ALDECU dos días después, nos encontramos con que se había abierto la caja de los chismes y esa casa era el epicentro del mismo; según nos contó, Tania Díaz le llamó para decirle que me había visto en un restauran con una mujer omitiendo a los demás presentes, que además yo tenía otra mujer con casa en Santa Fe y otra más en el Vedado. Me percaté que aquello era una estratagema de la policía política para desprestigiarme y destruir la Agenda para la Transición Cubana de la cual soy su motor impulsor, en esta trama la señora Martha Bonachea era un comodín y Héctor Palacios el agente que desde dentro de la organización manipulará la cosa para presentarme como culpable de todo. Era otro intento de presentar un argumento que sirviera de sustento para acusarme de malversación, Elizardo utilizó la pretendida construcción y Héctor Palacios la mantención de varias mujeres.


Me reuní con Gómez Manzano y Félix Bonne, les di evidencias más que suficiente de la labor de provocación que estaba desarrollando la señora Bonachea, todo en la presencia de ellos, así como espionaje pues estaba trasmitiendo nuestras reuniones dejando abierto el teléfono celular (práctica que utiliza mucho el G-2). Además se suma que en un grupo conocido de mujeres muy prestigiosas, estuvo realizando labores similares, saboteó trabajos, sustrajo copias de archivos y otros actos de agente policial del cual nos dieron fe. Se conoce además por fuentes confiables, que era dirigente en una empresa gubernamental donde estuvo involucrada en un desfalco con cuyo dinero compró la casa en que vive, que no fue a prisión a cambio de colaborar con la policía y que continúa realizando trabajos para estos, ahora dentro de la oposición. Hay fuentes que además de coincidir con lo anterior, agregan que la atiende un capitán del DTI (del que dan nombre y chapa de su moto) con el cual mantiene relaciones maritales. Ellos estuvieron de acuerdo en que había que sacarla de la organización y quedamos en que yo hablara con ella para darle una salida suave al asunto, también de esto recibió información Palacios y su esposa por ser miembros de ALDECU.


Hable con la señora Bonachea de la mejor manera que encontré, pero ella ya estaba alertada y venía evidentemente preparada para la conversación. Le dije que los dos habíamos cometido errores dando pie a comentarios a los cuales había que ponerles fin, que teniendo en cuenta que esta era mi lucha a la cual había dedicado mi vida y por la cual cumplí 15 años de prisión, mientras que el objetivo de ella era emigrar para reunirse con el padre de su hijo, el cual les mantiene y viene a verles con regularidad, que solicitara la baja con ese argumento y nombrara a otra persona de su grupo para que le sustituyera como representante. Pero ella estaba agresiva, varias veces tuve que reclamarle que bajara la voz y terminé pidiéndole salir del salón de público de la oficina norteamericana donde estábamos por concluir un turno de internet. Al salir caminando frente a la embajada me dijo: “Yo no cometí ningún error, para mí el que me hayas puesto el brazo sobre los hombros o tomado de la cintura, no tiene importancia, si tu lo consideras error porque se te aflojaron las patas, es tu problema, no me voy a retirar de la secretaría ni de Agenda, si quieres hazlo tú”. Y dicho estas palabras entró en el edificio de la esquina de esa misma cuadra.


Al siguiente día la señora Bonachea se presentó en mi domicilio, le abrí la puerta y la invité a entrar y sentarse, pero me dijo estar bien de pie, esperó a que mi esposa saliera y arremetió con un escándalo de improperios y amenazas: Aseguró que en esa ocasión vino sola, pero como nosotros dos continuáramos hablando de ella, vendría con sus hermanos a caernos a palo y a pegar candela a todo. Yo le reclamé que saliera de mi casa y trajera a quien quisiera. Por respuesta recibí su agresión física, por lo que mi esposa tuvo que interponerse y aguantarla. Esto es lo que te mandaron a hacer tus jefes del G-2 le dije, pero ella continuó con todo tipo de insultos y frases groseras hasta que mi esposa logró que se retirara. Algunos vecinos me informaron de la presencia de un operativo de la policía política ese día en las proximidades de mi vivienda.


Cuando visitamos a Palacios y Gisela al siguiente día para informarle de lo ocurrido, estos a pesar de decirnos que nosotros éramos como familia, se mostraron parcializados con esa señora: le restaron importancia al incidente que constituía una agresión a la sede de Agenda y lo señalaron como problema personal (que nunca existió con esa señora), ahora la versión de los hechos no era la del primer día, sino otra diferente y contraria; aseguraba también que Bonachea no era colaboradora del G-2, dijo conocer su familia desde su procedencia en Pinar del Rio y que eran gente firme y valiente, asegurando que el escándalo que dio en mi casa lo corroboraba. También dijo que era mejor no enfrentarse con ella y dar largas al asunto porque unas lagrimitas de ella podían inclinar la balanza a su favor y sumó: “Di tú si le da por decir que tú la acosaste, a las mujeres siempre le creen en esos casos”. 
Le repliqué: “Si dice eso, usted y los demás son testigos de que no es así porque siempre que me he encontrado con ella ha sido en presencia de ustedes”. Y terminó diciéndome: “Tú lo que tienes que preocuparte es por tener bien claro el problema de los fondos de Agenda”. A lo que repliqué, nunca se ha llevado un control más exhaustivo y colegiado en la oposición ni nadie más que yo ha sometido los mismos a la inspección de glosa; pero…, y a qué viene eso ahora, el problema es otro”. El lobo había por fin asomado su oreja peluda, de nuevo el prefabricado argumento de malversación, y revisión para buscar algo que les pueda servir de asidero. Palacios logró con sus chismes e intrigas promover en ALDECU una discusión sobre las finanzas de Agenda, al igual que lo hiciera Elizardo. 


Enterado de sus pretensiones le llevé como de costumbre un lunes copia de los gastos a Gómez Manzano, quien me dijo se verían en ALDECU el viernes siguientes, le respondí que no, que ese organismo no tenía jurisdicción sobre Agenda, que en la reunión de esta el miércoles podíamos ventilar si encontraba algo que no hubiese sido autorizado por la secretaría; se acabó el asunto, no se discutió en ningún lugar lo que se sabía que estaba impecable. Pero cuando reclamé que se aplicara el artículo 24 del reglamento, Héctor y Gisela, lo bloquearon a ultranza de porque sí, mientras yo reclamaba aplicar lo establecido y les recordé: “Mi persona mi casa y mi familia están siendo agredidas por la policía política, hay hechos más que sobrados que lo demuestran y la única vivienda de todos los presentes que le tiran huevos, rompen los cristales a pedradas, asaltan la casa y ponen carteles; es la mía, a ninguno más de los presentes le está pasando eso, por lo que el deber de ustedes es apoyarme y no sumarse a la agresión”.


Reclamé la aplicación del reglamento en su artículo 24, el cual en caso de evidencias de colaboración con el G-2 o agresión a la organización contempla la expulsión de la misma previa investigación por una comisión Ad Hoc y aprobación de la Junta. La dilación injustificada se hizo cada día más palpable, a lo cual contribuía en mucho el señor Palacios, por ello pasado el mes de los hechos realicé la misma reclamación a la Secretaría pro Tempore por escrito recogiendo acuso de recibo.


Palacios continuó potenciando el problema, como no tiene nada real que señalarme pues llevo una línea de conducta decorosa, entonces acude a la mentira. Estas están encaminadas a tres objetivos: apuntalar que soy un mujeriego, azuzar la sospecha de mal uso de los fondos y propalar que tengo pretensiones de desbaratar la Agenda. Apuntala lo primero con mentiras tales como: que le falté el respeto a su esposa (lo que sugiere que la haya pretendido o algo así), que en mi viaje a Santa Clara fui con una muchachita de internet y que traté de darle una cañona a Bonachea. En cuanto a las finanzas: que uso estos fondos en provecho personal comprando electrodomésticos (se refiere a dos ventiladores que se acordaron adquirir a solicitud de Bonne y unas sillas plásticas para las reuniones). En lo referente a desintegrar la Agenda: corre rumores de que estoy pidiendo la baja, de que la voy a declarar disuelta a tenor de haberla creado, etc. A todo esto se suma la campaña mediática de la policía divulgada a nombre falso por correo electrónico, la cual despotrica de todos los antes mencionados de Agenda pero donde el objetivo es contra mi persona y el asunto que nos ocupa.


Ante todas estas trapisondas de Héctor Palacios, yo solo me atengo a los hechos que demuestran que él es un agente de la policía política: de entrada está toda esta maniobra conjunta de Elizardo, Martha Bonachea y Palacios, con la Contrainteligencia como si fueran el perro y el cazador. Se suma que no es primera vez que Palacios realiza una cosa así para destruir una concertación de la oposición, son muchos los que recuerdan la destrucción de “Concilio Cubano” y lo culpan precisamente a él y lo hizo utilizando un chanchullo similar al que utiliza ahora. Por si esto fuera poco nos consta a Bonne y a mí, que el gobierno norteamericano lo tiene como un agente del gobierno cubano que opera contra la oposición, dos de los más altos funcionarios que ya terminaron su misión en el país nos lo hicieron saber. 


Y para colofón les apunto: se ha sabido que a Elizardo le permitían salir del país porque iba a realizar labores para los Servicios de Inteligencia Cubanos, él mismo lo reconoció; pero que fue a hacer Héctor en su periplo por Europa y América. Allá encendió una guerra contra los grupos del exilio que era innecesaria y como resultado de ello muchos de aquellos perdieron sus fondos a lo cual estaba dirigido sin tapujo. Luego se hizo una carta aquí a su regreso elaborada por Elizardo y él, que casualidad, en la que nos arrastró a un buen grupo como firmantes. 

Aquí me detengo a hacer una aclaración, cuando yo salí de prisión me encontré un panorama muy preocupante con este tema, la generalidad de los principales líderes, estaban muy molestos con algunos grupos del exilio por algunas actitudes indebidas. Reclamaban también que la ayuda debía de llegar al país, cosa muy razonable y justa; pero de ahí a desposeer de fondos a aquellos grupos y culparlos de cogerse el dinero que le correspondía a la oposición interna, era algo mal intencionado.


En cuanto a procurar pruebas de cosas pasadas quiero aclarar que en esa ocasión el Sr. Eduardo Bengochea me lo informó y ahora me reclama el por qué no lo utilice en aquel momento, a lo que puedo argumentar que realmente no procedía. Héctor estaba en España atendiéndose una dolencia, yo recién salido de prisión, se rumoraba que se quedaría, luego se presentaron problemas con León Padrón que reclamaban la expulsión de la Unidad Liberal, el Coco Fariñas aconsejó esperar a su regreso ya próximo para que Palacios lo sacara; y todo eso impedía cualquier cosa al respecto. Después resultó que Palacio no le expulsó por todas las violaciones y faltas que cometió; sin embargo, cuando cuatro meses después este se abstuvo en una votación que censuraba a su hermana por un problema de escisión de las Bibliotecas Independientes, cosa que era su más elemental derecho, Gisela lo botó de su casa y Héctor de la Unidad Liberal.


Es mi derecho reunir esas pruebas contra un individuo avieso como Héctor Palacios, que no tiene reparo de utilizar todo tipo de bajezas, máxime cuando eran pruebas no de mal manejo de los fondos de la Unidad que nos afectó a todos, sino de una malversación que no prescribe. Con más derecho aún cuando se trata de alguien que está conspirando para presentarme como un malversador. Yo puedo presentar a quien lo quiera ver la justificación exhaustiva de cada centavo gastado en Agenda y en la Unidad Liberal cuando estaba al frente de ella. ¿Acaso el señor Palacios lo puede hacer? Su casa es el agujero negro de la disidencia, no se sabe donde van a parar los recursos que allí entran, son el centro del chisme, manipulan la información, mienten deliberadamente y generan mala influencia para la oposición.


En estos momentos Palacios esta citando a la Unidad Liberal de la República de Cuba para un conciliábulo que es espurio por no haber citado a su primer vicepresidente que soy yo, dirá lo que le venga en ganas, utilizara el correo que demuestra su malversación, para argumentar que el descubrir su vandalismo es una traición mía y presionará a todos los presentes, para expulsar al hombre que más serio ha trabajado y mas arduamente en esa organización. Peor aún, ha citado a una reunión de la Alianza Democrática Cubana (ALDECU), excluyendo a mi persona, para expulsar a quien la preside en este momento la misma que soy yo; conduciéndose espuriamente como si fuera el dueño de la oposición, cuando es un traidor a la Patria que debía ser repudiado por todos. Espero que los miembros de ALDECU a quien único daré esto por adelantado incluyéndole a él y a su esposa, se abstengan de participar en tal acto violatorio de toda norma ética. Por lo demás, si este señor realiza las reuniones programadas quedaré libre de hacer público este documento que cuenta con pruebas documentales y de audio de casi todo lo que aquí se expone.


Francisco Chaviano González
Miembro de la Secretaría Pro Témpore de Agenda para la Transición
 
 
 
 

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