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domingo, 21 de noviembre de 2010

Un botón de muestra y la mentalidad de rebaño.

Mario J. Viera


La noticia la da el gubernamental periódico Juventud Rebelde. Pero, ¿es acaso una noticia? Noticia es novedad. La supuesta novedad aparece bajo el cintillo “Aprobaron acciones para continuar la lucha en VI Coloquio por la liberación de los Cinco” y el plumífero que la firma inicia la información con el siguiente y cursi párrafo:

Bajo una fría y pertinaz llovizna, mucho menos perseverante que los más de 10 000 holguineros congregados en gigantesca multitud (…) el pueblo exigió (¿el pueblo exigiendo?) (…) la devolución a la patria de nuestros Cinco Héroes y ratificó su voluntad (¿voluntad popular?) de continuar la lucha hasta que cese la injusticia cometida contra ellos…”

La realidad es que a los holguineros, como al resto de los cubanos les importa un pito que esos cinco calificados como “héroes” por los usurpadores del gobierno de Cuba sigan presos en Estados Unidos o en Cundinamarca. Tanto los holguineros como el resto de los cubanos, día a día ratifican su voluntad de continuar luchando por el pan de cada día que cada vez es más escaso y tratar de “resolver” el mejor modo de sobrevivir. Y no olvidemos que en el lenguaje vernáculo actual lo que significa los vocablos “resolver” y “luchar”, eufemismos de hurtar y sisar.

Refiriéndose a la sociedad sometida al comunismo, Vaclav Havel dijo que los pueblos son al mismo tiempo “víctimas y sostén” del sistema. El pueblo arrebañado y convertido en masas, se mueve al compás del cencerro que le hace mover de aquí para allá. Nada más indigno que la mentalidad del rebaño. Los pueblos, como los hombres, debieran ser intransigentes defensores de su propia dignidad. Es triste contemplar el espectáculo de miles de personas fingiendo lealtad para justificarse ante los poderosos. Es doloroso que el temor se utilice para el beneficio de una vil propaganda. La víctima aplaudiendo, dando sostén a sus victimarios. Si ese mismo pueblo se decidiera a decirle no a quienes le convocan para apoyar a los tiranos, vería cuan débiles son aquellos que parecen omnipotentes.

Ante el multitudinario espectáculo, el redactor de la noticia, pobre hombre que por una triste paga y unos miserables privilegios ha vendido su talento, informa que hablaron la esposa del principal cabecilla de la banda Avispa y un seráfico sacerdote británico, que unas veces los medios del gobierno lo catalogan como católico y otras, como anglicano, Geoffrey Bottoms. ¡Vaya botón de muestra es el tal sacerdote Bottoms! El buen sacerdote que es también miembro del Ejecutivo Nacional del Partido Comunista Británico, partido en el que milita desde 1995, le pide a Obama no perder la oportunidad  de “pasar a la historia como uno de los mejores presidentes” de Estados Unidos permitiendo la liberación de los cinco espías al servicio de la tiranía castrista.

Este Bottoms es, sin ninguna duda, un botón de muestra de los mecanismos que el comunismo utiliza para penetrar hasta lugares tan respetables como una organización eclesiástica. Es también un viajero incansable entre Inglaterra y Cuba y entre Inglaterra y los Estados Unidos para visitar a los cinco reos, supuestos “héroes” del castrismo. Habría que preguntarse de dónde saca el dinero necesario para esos viajes y para cubrir sus gastos de estancia en los países a los que viaja en pos de su cruzada de “justicia”. De seguro que ese dinero no sale de su peculio personal.

Hay que ver los encomios que le dedica el libelo comunista Voltaire.com: “el sacerdote británico Geoffrey Bottoms, defensor de los derechos humanos, activista por la paz y sobre todo por la justicia”. Pido disculpas por el exabrupto que diré: ¡Cuándo coño un comunista es defensor de los derechos humanos y activista por la paz y sobre todo por la justicia!

Cuando la Primavera Negra de Cuba ¿qué dijo este defensor de los derechos humanos y activista por la justicia durante una estancia suya en la isla?: “Sabemos que el más reciente encarcelamiento de mercenarios internos y la ejecución de tres secuestradores respondió a que Cuba se vio obligada a ese paso, para defender su integridad”. Esas fueron sus palabras; palabras propias de un fariseísmo sin escrúpulos.

Es suficiente un solo botón para conocer el surtido. Aunque se vista de cura, este señor es un mercenario al servicio de la más desacreditada dictadura del mundo occidental.

Cuando los holguineros se retiraron a sus hogares, luego de cumplir con lo que se esperaba de ellos, tuvieron que enfrentarse a la mesa casi vacía de su hogar, a la carencia de una vida digna, a conformarse con una vivienda desastrosa, donde a menudo no cuentan ni con los más imprescindibles artículos de aseo personal y, a continuación, seguir renegando en voz baja del maldito gobierno que los mantiene en los límites de la más estrecha pobreza.

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