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domingo, 7 de noviembre de 2010

El Dragón Amarillo ataca los cítricos de Cuba.

Mario J. Viera





Un reportaje de Olga Díaz Ruiz aparecido en Granma de 5 de noviembre bajo el titulo “Amarga recuperación del sector citrícola”, centrado sobre las deficiencias en el manejo de la citricultura en la Isla de Pinos (de la Juventud) plantea una muy preocupante situación para la industria citrícola de Cuba.

Aunque tratado en segundo plano, la reportera informa sobre la afectación que una nueva enfermedad bacteriana está produciendo en la citricultura pinera. Para la reportera lo más grave es “el avance del marabú” en esos campos y soslaya la importancia de primer orden que significa la infestación de la enfermedad conocida como Huanglongbing  o HLB, que de acuerdo al reportaje, abarcó “7 000 hectáreas de tierras (dedicadas a los cítricos) – es decir, unas 522 caballerías) y el perjuicio mayor es que la enfermedad afectó en primera instancia las 900 hectáreas (67 cab) de fomento sembradas en 1998, propagándose pronto al resto de los brotes jóvenes de la zona. A partir de ese momento todas las plantaciones fueron dañadas, solo las tierras permanecieron libres de plagas”.

Según la reportera del Granma, esta enfermedad apareció por primera vez en Cuba en el 2007. Luego llega a una conclusión de los problemas que la citricultura de la isla está presentando: “La realidad es que la citricultura de la Isla, antaño motivo de orgullo en el territorio, demanda el doble de empeño de los trabajadores y de sus cuadros, quienes tienen que romper el cerco del inmovilismo para que el cítrico vuelva a ser el aporte más importante de los pineros a la economía nacional”.


No se trata de duplicar el empeño de “los trabajadores y de sus cuadros”, sino de medidas efectivas por parte del Ministerio de Agricultura que han sido lentas e imprecisas y no dejarlas solo a la iniciativa de los funcionarios locales. El HLB es un peligro ya presente en los cítricos de Cuba y una potencial amenaza de destrucción de los mismos.


El Huanglongbing fue reportado por primera vez en el sur de China en 1943 y en Taiwan en  1951; aunque ya desde  finales de la década de 1800, campesinos chinos notaron su presencia A partir de entonces se ha expandido hacia numerosos países de Asia, Africa y Sur América, en países como Bangladesh, Bután, Hong Kong, India, Indonesia, Japón,  China, Cambodia, Laos, Nepal, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam,   Arabia Saudita,  Yemen, Burundi, Camerún, República de Africa Central, Comores, Etiopía, Ruanda… Brasil. No se ha reportado su presencia en México, Centro América, Australia y los países europeos del Mediterráneo. En el año 2005 fue reportada su presencia en los Estados Unidos.

El huanglongbing, que en chino quiere decir “dragón amarillo”, es una enfermedad de los cítricos considerada altamente destructiva siendo responsable de la ruina de varias industrias citrícolas de Asia y Africa. Su agente causal es cualquiera de las tres especies reconocidas, Candidatus Liberibacter asiaticus, Candidatus Liberibacter africanus y Candidatus Liberibacter  americanus; esta última ha sido recientemente reportada en Brasil en tanto que solo la Candidatus Liberibacter asiaticus ha sido encontrada en Estados Unidos.

El principal vector es una especie de insecto de la familia Psillidae conocido como psílido asiático de los cítricos (Diaphorina citri Kuwayana). Un insecto de 3 a 4 mm de longitud, de alas moteadas de pardo, fue detectado por primera vez en el sur de la Florida en  1998 y su presencia ha sido reportada en Brasil, Venezuela Argentina y México. Las ninfas de este insecto son por lo general de color amarillo naranja, se alimentan de hojas y tallos y son difíciles de ver aunque pueden detectarse por las excreciones serosas de color blanco que producen.

El HLB, conocido también como “enverdecimiento de los cítricos” es una enfermedad que a menudo se confunde con deficiencias nutricionales de zinc o manganeso. Inicialmente puede ser difícil su diagnóstico al no mostrar síntomas durante determinado período ya que su latencia persiste como promedio por dos años. El síntoma foliar más característico es un manchado abigarrado de verde y amarillo en hojas que puede aparecer en un simple brote o rama. La enfermedad puede dar formación de hojas pequeñas y estrechas y de ramas cortas  que le dan una apariencia de apiñamiento. Otros síntomas son decaimiento de las ramitas, pobre florecimiento y crecimiento disminuido, frutos pequeños y a menudo deformados; típicamente se mantiene el color verdeado en ellos aun cuando maduros, de ahí su nombre de enverdecimiento. Su sabor es amargo. Los árboles infestados mueren en 3 a 5 años, produciéndose los síntomas más severos en naranja, mandarina y toronja.

Solo por medio del vector, Diaphorina citri, se produce la transmisión de la enfermedad y no por el viento, la lluvia, ni por contacto con personas o instrumentos. Su control requiere la tala de los árboles afectados y el control químico o biológico de las poblaciones de psílidos. En China se han practicado tratamientos a los injertos con solución de hidrocloruro de tetraciclina. Como control biológico se han utilizado contra las ninfas de Diaphorina citri  dos hongos patógenos el Cladosporium sp. Nntes r. oxysporum Berk y el Capnodium citri Mont. El estado de Florida ha importado de Asia una avispa hectoparásito, la  Tamarixia radiata (Weterston).

Hay que señalar que todas las especies de cítricos son susceptibles al dragón amarillo.

Retomando el reportaje del Granma, la reportera hace conocer que en “otro intento por aunar fuerzas que contribuyan a recuperar el desarrollo citrícola del municipio, la entidad ha entregado más de 100 hectáreas de tierras distribuidas en unas 40 fincas integrales (2.5 ha promedio), para ser atendidas por 80 usufructuarios durante un periodo de dos a cinco años, con destino a la siembra de frutales y bajo la supervisión directa de la empresa. El párrafo parece indicar que el usufructo se entregará por un periodo de solo dos a cinco años, solo el tiempo necesario para que nuevas plantaciones de cítricos, empleando plantas injertadas, comiencen a producir. Si esto es  así, los usufructuarios harán solo lo necesario para obtener beneficios sin empeñarse en introducir mejoras en las tierras que reciban por solo dos o cinco años. Nada factible para controlar al dragón amarillo que avanzará sin resistencia sobre los campos citrícolas.

La reportera, que parece no tener la menor idea de lo que es la agricultura cita las palabras de Camilo Company Azcuy, director de la Empresa Agroindustria Citrícola, quien señaló: "Ese programa (de retomar el desarrollo de los cítricos de la isla) depende de la aprobación de un financiamiento del cual no dispone la empresa, ya que la citricultura es bien costosa", a lo que la periodista cuestiona esa necesidad cuando al recorrer las áreas de cultivo se pregunta: “¿Qué financiamiento hace falta para limpiar?”. Sin una inversión fuerte en recursos y tecnología no será fácil reanimar la industria citrícola de la Isla de Pinos (de la Juventud) y evitar que el dragón amarillo termine por devorar toda esa industria a nivel nacional.

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