Mario
J. Viera
Ilustración tomada de EL TOQUE
¿Recuerdan
aquella propuesta del régimen del PCC pretendiendo demandar a Estados Unidos “en
Proceso Ordinario sobre Reparación de Daños e Indemnización de Perjuicios” como
si fuera una planteada por todo el pueblo cubano, aunque solo suscrita por las
organizaciones satélites del Partido comunista? Tal demanda, exigía a Estados
Unidos el pago de una indemnización de más de 100.000 millones de dólares, en
compensación por los ``enormes daños'' que, hasta entonces, su embargo
económico había alcanzado en Cuba, fue presentada ante la Sala de lo Civil y de
lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana con
fecha 31 de mayo de 1999. Solo fue un divertimento más de la dictadura.
¡Todo un ridículo legal e incompetente! El chusco pronto quedó en el olvido.
Presentarse
como víctimas siempre parece ser un buen recurso para la dictadura. Si se
produce un 11 de julio que pone en aprietos a la dictadura, entonces, hay que
alegar que las protestas no tuvieron causas internas, solo fue un intento
desestabilizador promovido por “la mafia de Miami” y por Estados Unidos. No
importa haber condenado a largas penas de prisión a cientos de los
manifestantes de las protestas, lo que sí importa es mostrarse como si fuera la
víctima que actúa en respuesta a una agresión externa.
Ahora,
en este ya moribundo año de 2023, se capta con toda claridad el descontento
generalizado de la población, su, cada vez más en aumento, rechazo hacia la
dictadura. La crisis económica se agudiza, la incompetencia de los dirigentes
del Estado se muestra en toda su desnudez. Crece en niveles nunca antes
alcanzados la emigración, la fuga del país de miles de jóvenes que ya no
soportan más las faltas de oportunidades que se ven en todo el país. La quiebra
del sistema está a la vista…
La
tiranía pececista está desesperada y furiosa con la espina que se le clava en
la garganta de estar incluida en la lista de países promotores del terrorismo
que le impuso Trump con el ansia de ganar votantes a su favor y la mantiene
Biden para no ganarse el enojo de un elevado número de votantes en Florida. El
régimen pececista no ha sido capaz de liberar las fuerzas productivas de la
nación y ha chocado hasta con la tesis del marxismo ─ del cual dicen es su
fundamento ideológico ─ sobre la correspondencia necesaria entre las relaciones
de producción (Sistema de planificación central, en este caso) y las fuerzas
productivas (industria, agricultura, minería…) para caer en un estado de crisis
permanente, tanto económica como política y social, que solo podrá resolverse
con la transición del actual sistema hacia otro más eficiente por medio de una
conmoción social, tal como pudo ser el antecedente de las protestas masivas del
11 de julio. Las condiciones están presentes.
En
estas condiciones de agonía, al régimen del PCC solo le queda, como recurso de
subsistencia la implantación del terrorismo de Estado, del miedo, o acceder a
la plañidera denuncia de presentarse como víctima de poderes externos y
antagónicos, tal como lo deja sobre entendido en su ridícula Resolución 19/2023 y en su lista de supuestos
terroristas atrincherados dentro de los espacios del exilio cubano. Si Cuba,
bajo el poder del Partido Comunista, está colocada en la lista de supuestos
países promotores del terrorismo, Estados Unidos debiera ser un país de igual
categoría al acoger, bajo su protección, a un total de 61 individuos que el
gobierno de Cuba cataloga como terroristas. Toda una variopinta lista de
supuestos terroristas, que incluye a los de siempre, como algunos de los
asociados al ya desaparecido Luis Posada Carriles y los nunca dejados de
mencionar antiguos seguidores de la que fuera Fundación Nacional Cubano
Americana (FNCA), como la estridente Ninoska Pérez Castellón y el opaco Luis Zúñiga
Rey.
Aparecen
en la relación otros, como Rodolfo Frómeta Caballero, fundador de Comandos F –
4; como Sergio Francisco González Rosquete, del Partido Unión Nacional
Democrática, partidarios de la violencia como método de lucha frente a la
dictadura del PCC y la aplicación de acciones similares a las seguidas por el
Movimiento 26 de Julio en su lucha para alcanzar el poder. Sus actividades, más
de exhibicionismo y aventurerismo político, han sido exageradas por la
propaganda del castrismo. Apenas tienen seguidores dentro del exilio cubano. Hasta
aquí se pudiera conceder cierta validez a los reclamos del gobierno de Cuba, pero
sin perder de vista que nunca un gato puede llegar a ser tigre.
Entre
los tantos presuntos terroristas se incluyen en la lista del MININT a Ramón
Saúl Sánchez Rizo y a José Jesús Basulto León, el primero líder del Movimiento
Democracia y de las Flotillas democráticas; el segundo conocido por su labor en
la flotilla aérea Hermanos al Rescate, cuyas acciones pudieran ser consideradas
como de reto al régimen pececista, pero de ningún modo de terrorista, Ninguno
tienen en su haber actos terroristas como los ejecutados por el gobierno de
Fidel Castro con el hundimiento del transbordador Trece de Marzo o el derribo
de dos avionetas no artilladas sobre aguas internacionales que pretendían dar
apoyo moral al encuentro de Concilio Cubano.
Otro
de los supuestos terroristas, cuyo nombre se menciona en la Resolución 19/2023 es el exoficial de la CIA Félix
Ismael Rodríguez Mendigutía, con el número 38 del listado bajo el
condicionamiento del Expediente Investigativo 12/2015, iniciado por la
promoción de acciones militares contra Cuba un expediente que investiga hechos
acaecidos en los años de los 60, cuando Rodríguez cumplía con la misión que la
CIA le encomendara de infiltrarse en Cuba para organizar al movimiento
anticastrista y darle apoyo a la invasión a Cuba por la zona de Bahía de
Cochinos. Como oficial CIA, Félix Rodríguez participó en los planes de captura
de Ernesto Guevara en Bolivia y fue testigo presencial del asesinato del
guerrillero argentino.
Pero
los voceros del Partido Comunista de Cuba no se conforman listando el nombre de
los “terroristas de siempre”, necesita ampliar el recuento de nuevos
“terroristas” a los que tiene que enfrentar en todo momento; un poderoso
conjunto de enemigos “sin escrúpulos” siempre fraguando agresiones contra la
estabilidad de Cuba; y se lanzan al ataque contra los representantes del actual
exilio cubano y de los agresivos influencers ligados a las nuevas
organizaciones de exiliados.
¿Terroristas?
¡Vamos, hombre, no exageren! En ese grupo de
destacados “terroristas” se incluyen a personajes como Orlando Gutiérrez
Boronat Secretario Nacional de la Asamblea de la Resistencia Cubana y
coordinador nacional del Directorio Democrático Cubano, como Eliecer Ávila
Cecilia, antes líder de la organización opositora en el exilio Somos Más y
ahora destacado youtuber, y Eduardo Arias León, fundador de un
prácticamente desconocido Partido Nacionalista Cubano. Junto a ellos el régimen
de La Habana incluye a los influencers Alexander Otaola Casal, Liudmila (Liu) Santiesteban,
Manuel Milanés Pizonero (empresario, influencer, miembro del Frente
Antitotalitario Unido [FANTU] que preside Guillermo Fariñas), Alain Lambert
Sánchez (Paparazzi cubano), y Jorge Ramón Batista Calero (Ultrack). Todos
ellos, signados por el Expediente Investigativo 71/2021, “por incitar a la
realización de acciones que afectan el orden social en Cuba, mediante actos
violentos contra funcionarios públicos y el normal funcionamiento de entidades
socioeconómicas; así como promover la agresión armada contra Cuba”.
Partidarios
de la extremaderecha del Partido Republicano de Estados Unidos y seguidores del
expresidente Donald Trump no quiere decir que sean por ello terroristas. Que
Rodríguez Boronat considere que “A Cuba hay que reconquistarla para la
civilización cristiana a la cual pertenecemos”; que haga alianzas con VOX,
el partido ultraderechista y franquista español dirigido por Santiago Abascal,
o se una en efusivo abrazo con Jair Bolsonaro del Brasil, no lo convierte
necesariamente en un terrorista. Que haga un llamado a los militares: “Si
los militares dan un paso adelante en contra de la dictadura cubana, el exilio
dará tres pasos hacia ellos para respaldarlos en todo lo que esté a nuestro
alcance”, no le hace necesariamente ser terrorista, Que todos ellos sean
ardientes partidarios del asfixie económico del régimen de La Habana no
necesariamente puedan ser definidos como terroristas. ¿Oportunistas? Sí, pueden
serlos; ¿intolerantes? Sí, pueden serlos; ¿que hagan de la “Cuba Libre” un
lucrativo negocio? Sí, pueden hacerlo; pero ¿terroristas? ¡Vamos, hombre, no
exageren!
Cuando
el gobierno usurpador del PCC los incluye en su listado de terroristas, tanto Orlando
Gutiérrez Boronat, como Eliécer Ávila y como el patético Otaola, pueden hacer
suyas lo dicho por Rodríguez Boronat: “Sentí un profundo honor al poder
constatar lo efectiva que es nuestra lucha contra el régimen comunista de
Cuba, con estas amenazas y este intento de amedrentarnos con su falsa legalidad".
Ante el exilio quedan pues fortalecidos como los máximos representantes de toda
la oposición, de toda la resistencia cubana. El régimen del PCC les ha concedido un manto
de impunidad ante toda crítica proveniente del sector democrático de la
diáspora cubana, Criticar su oportunismo, su demagogia, su divisionismo se
mirará entonces como acto de colaboracionismo con la dictadura. Quizá
precisamente esto sea lo pretendido por la tiranía del PCC.